viernes, 22 de mayo de 2009

Hola, ¿qué tal? Soy una zorra.

Ya sabía yo que eso de no ir a clase algún día me traería consecuencias. Hoy, sin ir más lejos, he comido sola y fría maldiciendo a mi fiel compañera de bibliotaper, hasta que me he encontrado con otras compañeras que me han dicho que la clase que teníamos se había alargado porque el otro día no fue. ¿Resultado? Yo, sintiéndome estúpida y sin querer estudiar (sin mi zaragozAna preferida ya no sé hacerlo), con una hora hasta que saliera, sin hacer nada. Entonces, pensé: pues voy a subir algo al blog en los ordenadores chuchurríos de la facultad. Y luego vino la pregunta: ¿qué subo? Y he aquí mi respuesta: voy a describir detalladamente una de mis teorías más aplaudidas. Sin más dilación: La Teoría del Punto de Zorrismo.

Bien, hasta ahora, quien no haya escuchado ya mi teoría (que de los que leen esto, van a ser pocos), pensaba en una zorra como una mujer de vida alegre y con los cascos un poco sueltos... vamos, pensaba en una puta. Y aquí estoy yo para hacerle frente a nuestro vocabulario sexista y aclarar términos.
Para mí, una zorra es una persona admirable. Una persona astuta, como un zorro. El motivo de que lo use en femenino (independentemente de si va dirigido a hombres o mujeres) es que las mujeres tenemos, por definición, un alto punto de zorrismo.
No se me malinterprete: TODOS tenemos una zorra en nuestro interior, pero en el caso de la mujer está más desarrollado porque la sociedad nos ha obligado a esto.

Pero, ¿qué es una zorra? Una zorra es una persona que se aproveha de sus habilidades pensantes para conseguir lo que quiere. También puede llamarse chantaje emocional. Pero ésta no es la única cualidad de la zorra. Una zorra también utiliza sus habilidades para reírse del mundo y burlarse de las personas más débiles mentalmente hablando y que le joden. En definitiva, es lo que comúnmente se llama ser manipulador.
Está más ligado a las mujeres porque si la sociedad nos ha privado de tener fuerza física, de algún modo tendremos que salirnos con la nuestra. Sin embargo, no caigamos en los prejuicios que nos ha inculcado la televisión "el egoísmo es malo", "la manipulación es mala"... bah. Morales sin moral ninguna, ¿está bien ser un hijoputa siendo sincero y sonriendo? La respuesta, amigüitos, es no. El secreto reside en utilizarlo en medida justa, como todas las cosas. Cuando una persona se pasa de zorra, se convierte en una puta (sea hombre o mujer). Y ser puta SÍ es malo porque se utilizan las habilidades para el mal.

Pongamos por ejemplo a un superhéroe y un supervillano. Ambos tienen poderes. El primero los utiliza con moderación, sabiendo lo que es capaz de hacer si se descontrola, pero eso no le impide utilizarlo siendo un poco malo a veces si está en peligro. El segundo se aprovecha de sus habilidades para acabar con el mundo y controlar el universo... eso es descontrolarse. Lo primero, es una zorra, que sólo aprovecha lo que la naturaleza le ha dado para el bienestar común y propio (tener por amigo/a a una zorra siempre es muy útil). Lo segundo, una puta a la que se le ha subido a la cabeza sus posibilidades (tener como amiga/o a una puta es... una putada).

El caso es que no todo el mundo sabe ser una zorra. A menudo se escapa de las manos de quien quiere serlo sin tener ni idea y acaba hiriendo a los demás. Esto, también es malo. Hay que aceptar el punto que tenemos de zorrismo, y saber explotarlo sin querer ir más allá. Y si el punto de zorrismo es demasiado alto, hay que saber controlarlo para con acabar siendo una puta.

Si, para usted, que está leyendo, todo esto es nuevo, se niega a creerlo y ha pensado o dicho "¡yo no soy una zorra!" ofendidísimo, siento comunicarle que usted tiene un punto de zorrismo bastante alto. Negarlo, como siempre, es el primer síntoma de que el problema existe en niveles altos. Acéptelo. Le doy unos minutos.

¿Ya? Bien. Ahora que está asumido, empiece a explorar sus habilidades sabiendo que las tiene. Pero cuidado. Sé que me repito mucho en este punto, pero es que es realmente peligroso: úselas con moderación.

Ahora, disfrutad de vuestra nueva vida. Más adelante me daréis las gracias.

Y, por si cabían dudas: yo soy una zorra. Y soy una zorra orgullosa.



En próximas entregas, cuando se recuperen de esto, les hablaré de qué es una cierva (teoría cogida prestada de Blanca), las diferencias que tiene con una zorra y qué pasa cuando ambas personalidades se juntan ascenciendo a nivel de zorva (¡la teoría de la zorva es totalmente nueva! Sí, pierdo mucho tiempo en pensar estas tonterías)

1 comentario:

Arlekín Negro dijo...

Jo, me siento idenfiticado, de hecho, me recuerda a la frase de mi perfil "un cabrón orgulloso", que viene a significar un poco lo mismo, aunque prefiero el masculino para mí propia persona. También acostumbro a aplicar perra en vez de zorra, pero los nombres nombres son, y la esencia no cambia.