sábado, 4 de abril de 2009

¿Cuestión de hombría?

He escuchado muchas gilipolleces a lo largo de mi corta vida. Bien sea por desinformación, por malinformación o por la cabeza y pensamiento de quien recoge la información. Casi todas esas gilipolleces puedo discutirlas sin perder los nervios, dando la información necesaria (cuando la sé), o dando mi punto de vista. Pero hay cosas que no soporto (muchas), y una de esas cosas es oír gilipolleces por querer manipular; y lo detesto más aún si lo que se quiere manipular son las ventas de un disco, por ejemplo; y mucho más aún si la gilipollez tiene algo que ver con temas demasiad serios como para jugar con ellos.

Esta mañana, mientras mi madre escuchaba la radio, he podido captar una frase al aire de un grupo que ni recuerdo: "hace falta ser poco hombre para pegar a una mujer". Estupendo. Ahora el maltrato es cuestión de hombría. Peor aún: toda la violencia es cuestión de hombría.
¿Qué diferencia hay entre pegar a una mujer y pegar a un hombre? No creo que pegar auna mujer sea más grave. De hecho, la mayoría de las campañas contra el maltrato de la mujer me parecen machistas en sí mismas. Y no estoy diciendo que no esté en contra del maltrato. Pero no croeo que pegar a una mujer te haga menos hombre. Creo que pegar a cualquier persona, de cualquier sexo o género te hace menos humano.
Yo soy mujer. Pero no me siento orgullosa de serlo. Simplemente lo soy. Yo no creo en la supremacía de la mujer. No creo en la superioridad de una persona sobre otra: eso es todo. Las mujeres somos iguales, ni mas ni menos. Tenemos diferencias biológicas y físicas, sí; pero nada más. No somos menos fuertes que los hombres. No somos más inteligentes. Somos iguales. No somos personas a las que haya que proteger de nada, y mucho menos tenemos que ser protegidas mediante un eslógan tan triste como es que a cada golpe la hombría disminuye. Lo que hay que suprimir es ese concepto de hombría. No hay que concienciar a los hombres de que son MÁS hombres si maltratan. Hay que concienciar a las mujeres de que merecen un trato igualitario. Y concienciar a ambos sexos de que cuaquier tipo de violencia hace que la humanidad se degrade.
Me sacan de quicio las mujeres que alardean de haber sido maltratadas cuando han discutido con la pareja y ésta le ha dado una hostia. no digo que esté bien. Digo que es igual de denunciable cuando una mujer pega un tortazo a un hombre por cualquier otro motivo (porque le insultan, porque le han puesto los cuernos, porque está enfadada). Todos perdemos los nervios. TODOS. Y no creo que se deba jugar y manipular con el concepto de maltrato, porque hay mujeres (y hombres) que lo sufren de verdad, que tienen miedo, que tienen una gran presión psicológica. Con la ley del pánico que corre hoy en día, con esa estúpida idea de que un zarandeo es maltrato y que hay que tener sumo cuidado con las mujeres, sólo nos convierten en muñequitas de cristal. Ese cuidado hay que tenerlo por todas las personas. Ese cuidado, se llama respeto. Y más de una mujer ha zarandeado a un hombre y no ha pasado nada.

Siempre, desde que tengo recuerdos, he defendido esa igualdad. Cuando los niños, en el patio del colegio, regañaban y se pegaban, no había más problema. Si un niño pegaba a una niña, la profesora se echaba sobre él y le decía que a las niñas no se les pega. Cuando yo estaba involucrada en una de esas peleas de niños y un chico había aprendido que a las niñas no se las pegaba, yo le provocaba y le provocaba, hasta que conseguía el mismo trato. Yo recuerdo haber dicho, con 6 ú 8 años que y no era menos fuerte que un chico, ni más ni menos importante. Que sólo era una persona más. Y que si me quería pegar, que me pegara, que yo me defendería. Me ponía terriblemente nerviosa que un niño me dijera que no me pegaba por ser chica. Lo veía tan ilógico como lo veo ahora. No es cuestión de sexos. Nunca lo será. Y las campañas publicitarias, las campañas de popularización gracias al maltrato y todas esas mierdas, sólo alimentan el machismo.


A lo mejor me he repetido demasiado, pero es el problema que tiene escribir con furia.

jueves, 2 de abril de 2009

Sigo viva.

Es increíble, pero ¡sigo viva!
He sobrevivido a unos exámenes realmente lamentables. A las fiestas post-exámenes-desastrosos. A la no-vuelta a clase. A las dos semanas mortales de preparación y representación de la obra en la que era técnico de luces: La tinaja de los dioses. A la fiesta-recogida de desperdicios post-tinaja. A la semana en que decidí ponerme las pilas con la universidad (y tal). Incluso a empezar a estudiar dos meses antes de los exámenes (sí, tenéis permiso para llamarme enferma). Y ahora estoy aquí. Coleando aún.

Empiezan las vacaciones de Semana Santa y podré descansar como es debido. O al menos podría hacerlo si aprendiera de mis errores y no me hubiera metido para ser técnico de sonido en otra obra de teatro: El Tragaluz. Pero se intentará sobrellevar. Y nadie me quita las fiestas, ni el poder ver a mis amigos otra vez (esos grandes desconocidos desde hace más de un mes).

Y yo, con mis grandes problemas (senti)mentales, con mis dudas a cuestas, con mi cansancio en un bolsillo, y con la música colgando de mis orejas... soy terriblemente feliz. ¡Y qué felicidad tan tonta, oiga! Me apetece escribir mucho y divertirme más. Y me apetece que los planes salgan bien. Y voy a cruzar los dedos, hasta que me quede sin circulación en ellos si hace falta, para que sean unas grandes fechas.

Y, encima, no podréis quejaros, os regalo esto: