jueves, 2 de abril de 2009

Sigo viva.

Es increíble, pero ¡sigo viva!
He sobrevivido a unos exámenes realmente lamentables. A las fiestas post-exámenes-desastrosos. A la no-vuelta a clase. A las dos semanas mortales de preparación y representación de la obra en la que era técnico de luces: La tinaja de los dioses. A la fiesta-recogida de desperdicios post-tinaja. A la semana en que decidí ponerme las pilas con la universidad (y tal). Incluso a empezar a estudiar dos meses antes de los exámenes (sí, tenéis permiso para llamarme enferma). Y ahora estoy aquí. Coleando aún.

Empiezan las vacaciones de Semana Santa y podré descansar como es debido. O al menos podría hacerlo si aprendiera de mis errores y no me hubiera metido para ser técnico de sonido en otra obra de teatro: El Tragaluz. Pero se intentará sobrellevar. Y nadie me quita las fiestas, ni el poder ver a mis amigos otra vez (esos grandes desconocidos desde hace más de un mes).

Y yo, con mis grandes problemas (senti)mentales, con mis dudas a cuestas, con mi cansancio en un bolsillo, y con la música colgando de mis orejas... soy terriblemente feliz. ¡Y qué felicidad tan tonta, oiga! Me apetece escribir mucho y divertirme más. Y me apetece que los planes salgan bien. Y voy a cruzar los dedos, hasta que me quede sin circulación en ellos si hace falta, para que sean unas grandes fechas.

Y, encima, no podréis quejaros, os regalo esto:

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