domingo, 24 de mayo de 2009

Lóbulos, cisuras entre ellos, hemisferios, glándulas, hormonas, células varias, neuronas con sus maravillosos somas, dendritas y axones que no pueden ser todas iguales, no. Sus formas, sus situaciones exactas, sus funciones, sus incapacidades, sus descubridores. Sus nombres raros, sus pliegues imposibles. Y mi cabeza va a estallar. Me duelen 48 de las 52 áreas de Brodmann.

Yo me pregunto: ¿y si en vez de utilizar todas esas áreas para estudiar las áreas se utilizaran para cosas más chachis como, por ejemplo, crear cositas que hagan que el conocimiento se implante directamente en nuestros cerebritos? No, ¿para qué?

Estoy cabreada con el mundo, conmigo y, sobre todo, con todos los neurocientíficos del mundo habidos y por haber.

Os mataré a todos.


PD: sí, esto es una rabieta de niña pequeña. Y sí, ya sé que si nadie hubiera estudiado todo eso no existiría la psicología. Lo sé todo. Y, que conste, me encanta saber esas cosas, pero no me gusta estudiar a contrarreloj. he dicho.

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