jueves, 28 de mayo de 2009

Un día de mierda...

y sólo son las 17:35.

Ahora son las 19:50 y la cosa no ha mejorado. De hecho ha empeorado. No tengo nada de ganas de estudiar, y eso, junto a que mañana tengo un examen, hace que no esté lo que se dice muy animada. Me estoy estudiando el temario rápido y mal con una desgana más grande de la normal. Sé que estudiar nunca es una gran fiesta, pero joder, es que es mirar los apuntes y ponerme a temblar de la rabia. (Ése es el motivo de que esté aquí, en los ordenadores de la biblioteca, en vez de hacer lo propio de una de ésas).

Hoy no estoy para nadie, ni si quiera para mí misma. Se me han juntado mil cosas en la cabeza de las que quiero huir, lo cual no puedo hacer.

Y lo mejor, llegado un momento de estos (de ¡no quiero! serio), es que me meta en la cama y no amanezca hasta mañana. Qué pena no estar cerca de casa, pena o suerte, porque probablemente lo haría y sería la mayor estupidez que he hecho en mucho tiempo (Desde aquella vez que me encerré en casa un verano entero). Y no puedo pensar otra cosa que no sea ¡Por Dios, Patricia! Reacciona de una puta vez, no seas cría, no tienes problemas serios. Todo pasa.

Pero de verdad... que no quiero.

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