jueves, 14 de mayo de 2009

Calma.

Estar en calma significa levantarse un jueves que parece viernes a las 10 de la mañana, con tranquilidad, sabiendo que en la otra punta de Madrid había una clase. Salir a la calle y que el airecillo primaveral recorra los pantalones hippiescos que han caído hoy sobre las piernas. Ir escuchando todo el camino al extraordinario Drexler, y que eso haga que los pulmones se llenen de paz. Que se vaya el autobús porque el estrés no ha acudido a los pies para correr (se podría haber cogido, sí). Seguir con Drexler. Más Drexler. Y llegar a la facultad y que haga un día genial. Más Drexler. Una clase de lógica bastante ilógica que se convierte en media, y un sólo ejercicio hecho ¡bien! Y a casa de nuevo. Con una fotocopiadora loca y una mixta regalada por medio. Y en un bus el apoyo de una amiga a las locuras que pasan por la cabeza y que no son tan locuras. Y más Drexler. Este hombre es un puto genio.

1 comentario:

Arlekín Negro dijo...

Espero que las ganas de fumar y la empatía sean porque escribo bien, y no porque incite al dolor y al vicio (que, por si fuera poco, no me gusta) xD

Yo también he tenido días de autores o canciones, aunque la mayoría de los míos eran un poco más... menos calmados, dejémoslo ahí