domingo, 14 de junio de 2009

Necesidades.

Las ideas para desarrollar un pensamiento siempre me llegan cuando estoy tumbada en la cama en ese duermevela que anticipa el sueño; y siempre soy lo suficientemente vaga como para levantarme a plasmarlo. Y las palabras, reflexiones, la idea principal sale corriendo a esconderse y que no la torture dándole vueltas y martillazzos con mi constante runrún pensante.
Es una putada ser así. Sentir la necesidad de escribirlo todo, para que las palabras no se las lleve el viento; sentir que si no escribes, no estás pensando en realidad. Es una putada preciosa, pero una putada al fin y al cabo (como el amor).

Ya dije alguna vez que se me da mejor escribir que hablar. Pero no es sólo que se me dé mejor, es que es lo único que puedo asegurar que seguirá conmigo mientras yo siga viviendo. Puedo no saber ni querer asegurar muchas cosas de las que vendrán, por miedo a la certeza, por miedo a equivcarme estrepitosamente después de haber hecho planes; pero puedo decir que el día en que una sonrisa, una palabra, una imagen, una sensación, un lo que sea no me haga querer escribir sobre ello, ese día estaré muerta. Hay muchas formas de morir, no sólo ésa que todos conocemos en la que los motores biológicos y fisiológicos dejan de funcionar: el corazón no bombea sangre, las neuronas no se pasan información las unas a las otras y los familiares lloran mientras miran cómo, mientras tu cuerpo está en una caja, te echan tierra por encima. No me refiero necesariamente a esa muerte. Me refiero a una muerte mucho peor.
El día que no quiera escribir estaré muerta por dentro, ya no habrá nada capaz de emocionarme, ni de enfadarme, ni de nada; o acaso será que he cambiado lo suficiente como para poder decir que yo, mi yo tal cual lo conozco ahora, ha muerto.

El caso es que a veces me siento prisionera de este hoby y me siento mal si no lo llevo a cabo... lo que no sé es si no escribir hace que me sienta mal por el sentimiento de culpa o porque es una necesidad vital para mí. Algún día lo descubriré... auqnue creo que la diferencia no es muy grande.

Lo más triste es que si intento explicarle esto a una persona que nunca lo ha sentido, nunca lo entenderá. Es como explicarle un orgasmo a una persona a la que no se lo han dado: totalmente inútil.

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