martes, 9 de junio de 2009

Iros todos a tomar por culo.

Ea. Vuelvo a estar nerviosa por un examen. Me consuelo pensando que tendré mucho tiempo hasta el día 15 que tenga el próximo y último con esperanzas de aprobar.
Ayer mi madre me preguntó que cuántas iba a aprobar. "¿Qué cuántas voy a aprob...? Mamá, a mí me gusta menos que a ti suspender" le vine a decir.

Me jode, profundamente saber que yo ya soy mucho mejor psicóloga que gente que aprueba. Me jode saberlo porque eso me hace más asqueroso aún tener que estudiar cosas que, aunque útiles en cierta medida, no tienen nada que ver con mi carrera. Y me revuelve las tripas pensar que haya gente que el día de mañana tendrá más posibilidades que yo para conseguir un trabajo sólo porque a mí me parece que la educación es una puta mierda. Que somos psicólogos (en proyecto) y no nos hablan de nada más allá de 1980 (y eso son las teorías más novedosas).

Me fastidia que hasta cuarto no vaya a tener una puta asignatura que me llame la atención lo suficiente como para pensar: tengo ganas de ponerme a estudiar y saber más de esto. Que vaya a tirar tres años de mi vida prácticamente a la basura. Que, como me dijera una vez una compañera que se ha convertido en amiga y que piensa más o menos como yo: "considero más importante para mi formación personal estar aquí en este césped contigo que estar escuchando bobadas ahí dentro".
Odio mi carrera. La odio mucho. Jamás pensé que llegaría a decir esto, porque quiero ser psicóloga desde que tuve consciencia de lo que era un trabajo y lo que era un psicólogo (ambas por separado); y ahora me doy cuenta de que deseo que estos 4 años sobrantes (probablemente 5, viendo mi paso) se pasen volando. Y si no fuera por las tres personas que considero que merecen la pena, estaría hundida en la mierda.

Dicen que Psicología es una de las carreras con mayor número de crisis mientras se cursa. Y yo pensaba que era imposible que tuviera una de esas crisis, ni si quiera entendía de qué cojones hablaban, ¿crisis? ¿por qué? Daba igual, porque lo mío era vocación. Y lo es, vaya que si lo es. Si no lo fuera, os aseguro que ni me planteaba seguir estudiando, hubiera abandonado en enero. Y no, no tiene nada que ver con los exámenes: la gente, las asignaturas, el pensar si de verdad algo de lo que estás haciendo ayudará a que aprendas a ayudar a alguien en un plazo de 5 años. La verdad, no me extraña que en primero haya 10 clases y en segundo se reduzcan a casi la mitad (de 80-90 personas cada clase).
No os confundáis, no es una carrera simple (si os dijera que tengo que aprender física, ¿cómo os quedaríais?), y aunque tampoco es una ingeniería (seamos realistas) muchas de esas personas que no tienen otra cosa que hacer más que gastar el dinero de papá deciden meterse en ella, pensando que los homosexuales son enfermos y que los presos no merecen reinserción. Y el día de mañana ellos tendrán su propio gabinete (con el dinero de papi siempre) y yo me comeré los mocos a falta de otra cosa que comer (también puedo robar las hamburguesas del McDonals donde terminaré trabajando).
Así es como va este país. Y a mí me da asco.

Me voy a hacer un examen de mierda, para variar. Hoy mi camiseta ha acertado de verdad.

No hay comentarios: