domingo, 9 de agosto de 2009

Me rindo.

Me rindo, no sé explicarlo, no sé sacarlo. Quiero escribir hasta que me sangren los dedos, pero es que no soy capaz. Estoy muerta de miedo por las cosas que antes me hacían gracia, por cosas que desdeñaba diciendo el típico "yo nunca seré así". Pero, por otro lado, ahora me río de miedos que tenía antes, pensando "cómo pude ser así".
Nunca he sido mucho de callarme para mí lo que pienso, siempre que he tenido que decir las cosas, las he dicho sin más, porque creo que la verdad y sinceridad siempre deben ir por delante, pero últimamente me planteo si de verdad estoy siendo sincera conmigo misma, y con aqellos que se merecen mi sinceridad; me pregunto si no estoy siendo injusta con aquellos que han sido muy justos conmigo; o si tal vez tal justicia no existe y me estoy enfrascando en inventos humanos y culpabilidades sociales que hasta entonces nunca me habían preocupado.

Me rindo porque me siento a las siete de la mañana frente a la ventana abierta y lo único que soy capaz de describir es el color rosado del cielo, y aún así mis palabras se quedan cortas.

Me rindo porque enciendo cigarro tras cigarro esperando encontrar en su humo respuesta a mis cábalas.

Me rindo, porque me he vuelto una cobarde, tal vez. Y esta afirmación es una de esas cosas de las que yo antes me reía: ¿cobarde yo? ¡imposible!, pues no: es muy posible, nadie es invulnerable a sentimientos tan humanos como ése.
O quizás... quizás en el último momento me entre una repentina valentía que desconocía hasta el momento, y sea capaz de decidir, arriesgando, sin miedo, pero con cuidado.

No sé... es que no sé. No sé qué está bien. No sé por qué tendría que estar mal. No entiendo por qué la vida se empeña en darle vueltas de 180º a las circunstancias de vez en cuando. No entiendo por qué me afectan tanto los cambios que anes esperaba, los cambios que he estado esperando hasta hace no mucho.

Repito tanto la palabra "quizás" en mi cabeza, que ésta ha dejado de tener sentido. Y por eso, por ese tipo de remolinos, por esa clase de sentimientos he decidido dejar que hoy sea la brisa quien arrastre los hechos, unos tras otros hasta construir la historia, tal vez mañana vuelva a coger las riendas de mi destino. Hoy, lo digo en serio, me rindo.

No hay comentarios: